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El 22 de abril de 2022 se estrenó la primera temporada de Heartstopper en Netflix. La serie tenía su público porque es la adaptación de la novela gráfica de mismo nombre; sin embargo, la gran mayoría de suscriptores a la plataforma no tenían ni idea de que había visto la luz una ficción única en la vorágine del ‘streaming’. Desde el primer momento, se posicionó como una historia llena de sentimiento, pero con una carga enormemente positiva. Un auténtico suspiro de alivio.

Heartstopper cuenta la relación entre Charlie (Joe Locke) y Nick (Kit Connor), dos adolescentes que descubren que están enamorados. Mientras uno ya ha dicho públicamente que es gay, el otro aún está definiendo su propia identidad. Muchas ficciones de temática LGBTQ+ pueden caer en el drama y en el conflicto, pero la serie de Netflix destacó precisamente porque huía de cualquier toxicidad. Charlie y Nick se quieren. Y punto. Nadie en su entorno está ahí para joderles su enamoramiento ni recriminarles su orientación sexual.

Al anunciarse una segunda tanda de episodios, muchos tenían la duda de si sería capaz de aguantar el tipo otra vez y no sucumbir a problemas que pudieran ensombrecer la trama. Afortunadamente, la temporada 2 de Heartstopper sigue siendo esa luz en mitad del océano y trata a sus protagonistas con la dulzura y cariño que todos esperamos.

‘Heartstopper’ o cómo simplificar lo que muchos quieren complicar

La base de la que no sale Heartstopper es que todo el mundo tiene derecho a ser como es. Ya lo demostró en la primera temporada cuando Charlie no empuja a Nick en ningún momento a salir del armario –algo que, por cierto, no ocurrió en la vida real– y sigue manteniéndose firme en su filosofía para los nuevos capítulos.

Netflix

En la segunda entrega de la serie se habla de los prejuicios de la bisexualidad -cómo muchos lo consideran solo una fase-, de cómo enamorarse de tu mejor amigo, de las malas relaciones paternales o de estar preparado para las primeras relaciones sexuales. Cada una de esas tramas está escrita desde una visión tan positiva que es todo un ejemplo de cómo cualquier persona adulta con inteligencia emocional debería afrontar la vida.

Si tienes algún dilema existencial o te has cabreado con tu mejor amiga, echa un vistazo a Heartstopper porque seguro que te dice cómo solucionarlo de la manera más respetuosa posible. Cada episodio alberga varias lecciones de sabiduría en cuanto a hacer frente a problemas personales. «¿Cómo haces para hablar con alguien que no quiere contarte nada?», pregunta un personaje. «Solo puedes intentarlo, aunque no funcione», le responde otro.

Como decimos, la lección más importante que reitera la serie es que todos tenemos derecho a ser como somos y nadie puede hacernos cambiar. Sobre todo, subraya que todos deberíamos poder alzar la voz para decir claramente lo que no nos gusta, defender lo que sí nos apasiona y pedir perdón -y ser perdonados- en caso de que nos hayamos equivocado. No hay mal que cien años dure, especialmente si lo hablas cuando estés preparado para ello.

Heartstopper es así de bonita y en esta segunda temporada lo hace con más convicción y con una voz más segura. 6 episodios de una media hora de duración con los que no se te borrará la sonrisa en ningún momento. ¿La única pega? Que la vida, LGBTQ+ o no, nunca es tan bella.